No quiere firmar el convenio regulador, ¿qué puedo hacer?
En Abogado Divorcio Tenerife, tras bastantes años de experiencia, hemos llegado a una conclusión o convencimiento que se reproduce en casi todos los temas que llegan a nuestro despacho: en un divorcio, siempre hay un miembro de la pareja que tiene bastante más ganas de divorciarse que el otro. Y ese cónyuge que en el fondo no quiere divorciarse es normal que manifieste su disgusto ante la irreversible situación poniendo palos en las ruedas a la voluntad del otro de disolver el matrimonio.
En otras ocasiones cuando una de las dos partes no quiere firmar el convenio regulador de divorcio es porque realmente siente que los pactos en éste se establecen pueden resultarle perjudiciales. Otras veces meramente lo que trata el cónyuge reticente es de devolver algún agravio previo, utilizando su negativa a firmar como venganza por episodios anteriores.
Sea como fuere, es bastante habitual que acudan personas que quieren iniciar el proceso de disolución de su matrimonio y se topan con la dificultad añadida de que su pareja no quiere firmar el convenio regulador. Nuestro consejo como abogados matrimonialistas es ver si resulta factible negociar alguna cláusula, ya que en ocasiones el punto de conflicto es fácil de localizar y con la debida dosis de flexibilidad por todas las partes finalmente se puede reescribir de tal forma que todo el mundo quede razonablemente satisfecho.
El problema surge cuando quien no quiere firmar el convenio regulador no está dispuesto a negociar, bien porque las posturas están muy alejadas en cuanto a las pretensiones de cada cónyuge, bien porque el clima de hostilidad en el matrimonio es tal que prefieren cualquier otra vía a sentarse a dialogar, y mucho menos ceder.
En esos casos la única posibilidad es acudir a un divorcio contencioso. Ello implica presentar una demanda con las pretensiones de nuestro cliente, solicitar todas las pruebas que respalden nuestra postura y tras recibir la oportuna contestación a la demanda acudir a un juicio de divorcio. Huelga decir que la vía contenciosa es más cara, más larga y más desagradable que el divorcio de mutuo acuerdo, pero en ocasiones no hay más remedio que ir por este camino.
Hay que decir que cualquiera de los dos procedimientos, el divorcio amistoso y el contencioso, puede reconvertirse en el otro. En este sentido, si mi pareja no quiere firmar el convenio regulador y me obliga a poner una demanda contenciosa, cabe que desde ese momento hasta que se celebre el juicio podamos llegar a alcanzar algún tipo de acuerdo. En este caso, lo que se hace es presentar al juez un escrito firmado por los abogados y procuradores de ambas partes en el cual se solicita que se homologue por su señoría los pactos que en el mismo se contemplan. A la inversa, cabe que un procedimiento que se inicia como un divorcio de mutuo acuerdo se convierta en contencioso si uno de los dos esposos no se ratifica en el convenio regulador cuando es llamado a presencia judicial.