Inconvenientes de la custodia compartida (¿Es realmente la panacea?)
¿Cuáles son las ventajas e inconvenientes de la custodia compartida en procedimientos de divorcio o de guarda y custodia en parejas no casadas?
Ultimamente, si nos referimos a procedimientos de familia con hijos, el término custodia compartida se nos presenta como la solución de todos los males. Los hijos -se apunta desde diferentes esferas- no han de verse privado de uno de sus progenitores por el hecho de que éstos se separen. Este sistema, además, no atenta contra la igualdad de género y elimina esa sensación de que es siempre la madre la que resulta agraciada con la custodia de los hijos comunes. Pero, ¿son todo ventajas o realmente es posible relacionar inconvenientes de la custodia compartida?
Hemos de entender -antes que nada- qué diferencia la custodia compartida de la monoparental. Explicado de una manera muy lineal, diríamos que la primera entraña que los hijos estén aproximadamente el mismo lapso de tiempo con un padre que con otro, mientras que la segunda entraña que uno de los progenitores es el que pasa la mayor parte del tiempo con sus hijos, y el otro meramente es poseedor de un derecho de visitas y a su vez es obligado a pagar una pensión de alimentos que compense el mayor tiempo que el otro padre pasa con los niños.
Los inconvenientes de la custodia compartida empiezan a aparecer cuando se intenta trasladar a un calendario concreto eso que tan bonito queda en la práctica (que los hijos pasen el mismo tiempo con cada progenitor). Por un lado tenemos los calendarios de cada padre, que son difíciles de armonizar entre sí y en relación con los niños, lo que hace complicado que ambos se partan la semana laboral. La solución más habitual a este problema pasa porque los menores pasen una semana con cada progenitor, y así se evita que uno disponga de todos los fines de semana libres y el otro no, pero eso no evita del todo los inconvenientes de la custodia compartida, puesto que cada semana el niño o niños ha de cambiar de casa, meter sus cosas en una maleta y todos sus libros en una mochila. La situación se agrava aún más si la expareja vive lejos el uno del otro, pues eso implicará que una semana el colegio le quedará cerca y al siguiente lejos.
Sumemos a la problemática expuesta la que deriva de que en cada casa se le dé un tipo de educación, alimentación y reglas distintas. Una cosa es pasar un fin de semana alterno en el domicilio del otro progenitor y aceptar durante tan breve lapso el cambio de normas y condicionantes, y otra alternar por semanas cambios que pueden llegar a ser radicales (máxime si a su vez los progenitores rehacen sus vidas y en los domicilios cohabitan las nuevas parejas o incluso hermanastros)
No quiero decir con lo expuesto que los inconvenientes de la custodia compartida la hagan inviable o perjudicial per se. Solamente que antes de optar por este tipo de régimen es bueno que los padres dejen a un lado sus diferencias y rencillas y piensen si realmente esta fórmula puede beneficiar a sus hijos y desarroller una manera de unificar criterios para que todo se desarrolle de la manera más beneficiosa posible para los pequeños.