Hijos como testigos en divorcio, lo que dice la ley
Es esta otra de esas preguntas que habitualmente nos plantean los clientes de Abogado Divorcio Tenerife: ¿puedem declarar mis hijos en el juicio?. La respuesta -en base a lo que establece el ordenamiento jurídico- es: si tiene más de 12 años, puede declarar. Si tiene menos de esa edad, queda a criterio del juez aceptar su declaración o no, basándose en cuestiones como la madurez del niño o la trascendencia de lo que haya de declarar.
Por mi experiencia profesional, al menos en Tenerife es bastante infrecuente que el juez acepte la declaración de un menor de 12 años, máxime si la misma es para decidir si quiere irse a vivir con su padre o con su madre, ya que un niño de tan corta edad aún no tiene suficiente uso de razón para decidir lo mejor para él y resulta muy influenciable a las presiones de sus progenitores.
La declaración de los hijos como testigos en divorcio, si éstos no tienen la mayoría de edad, se llama en nuestro ordenamiento jurídico exploración del menor. El motivo de que tenga ese nombre es porque no se trata de una declaración normal, ya que por la corta edad del declarante y las connotaciones emocionales que la misma le puede plantear, se intenta que sus manifestaciones no sean fruto de un severo interrogatorio, sino de una charla informal y distendida. En muchos casos el juez -en Tenerife tienen esta costumbre, que me parece correcta- ordena a las partes desalojar la sala, y la exploración del menor se hace meramente en presencia del juez y del ministerio fiscal. De esta manera el niño no tiene la percepción de que lo que diga será puesto en conocimiento de sus progenitores ni rebatido por uno de los abogados.
Hijos como testigos en divorcio, lo que dice el sentido común
A nivel particular, no soy muy partidario de llevar a los hijos como testigos en divorcio, máxime si éstos no tienen la edad suficiente para afrontar la presión de la vista oral, así como a la que le someterán sus progenitores antes y después de la misma. Soy de la opinión de que si un niño quiere ir con uno u otro progenitor, los padres debieran respetar su voluntad. No veo la razón por la que se le ha de hacer pasar un mal rato a un niño para que declare ante un tribunal lo que espontáneamente hubiera respondido en la sala de estar de su casa si sus padres le hubieran pedido su opinión. Menos aún me parece que se le deba influir hasta límites de dudosa moralidad para que el día del juicio se manifieste en un sentido o en otro bajo promesas de una vida idílica con uno de sus padres o adevertencias pseudoapocalípticas sobre cómo de desgraciada será su vida si se va con el otro progenitor.
Entiendo que los hijos como testigos en divorcio sólo debieran declarar si han mediado malos tratos respecto a ellos o violencia de género con relación a uno de sus padres, o para el caso de que las condiciones de vida a que los somete uno de sus progenitores no fueran las adecuadas.